Asociación para el estudio de temas grupales, psicosociales e institucionales

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Globalización y Psicología Social con y desde CUBA. M. Calviño


Globalización y Psicología Social con y desde CUBA *

Manuel Calviño  


Soy cubano en Cuba. Esta fue y sigue siendo mi opción personal. No logro ni pretendo la universalidad de mi pensamiento. Hago desde y para Cuba. Tengo compromisos y angustias. Certezas y dudas. Las comparto y supero con otros - cara a cara, escenario a platea, computadora a libro, micrófono a receptor, cámara a pantalla. Amo mi isla y milito en las filas de los que la defendemos no solo como lugar de nacimiento, sino también como causa. Soy parte activa de una lucha interminable “ser cultos es el único modo de ser libres” (José Martí). Existo luego pienso. Siempre pienso. Creo firmemente que sí se puede. Soy, en su sentido primario y directo, una encrucijada de utopía y pragmatismo. En los tiempos del SIDA, de la globalización y la unipolaridad del mundo, en la era mediática, no hay cabida para purezas ni para neutralidades: “Nadie se salva del pie forzado” (Silvio Rodríguez). Soy cubano en Cuba. No logro ni pretendo más que hacer lo nuestro, lo que queremos, lo que nos corresponde desde y para Cuba. Soy un trabajador emergente de una inmensa sala de urgencias. Es mi vocación. “Sí, la cultura fue el principal instrumento de la opresión de clase; pero también es, y sólo ella puede serlo, el instrumento de la emancipación socialista” (Trotsky). La comunicación de ideas es mi herramienta de labor. “Las ideas son hoy el instrumento esencial en la lucha de nuestra especie por su propia salvación” (Fidel Castro). Pienso como vivo. Vivo en Cuba.


En lugar de entrar en etéreas discusiones conceptuales, prefiero comenzar describiendo a la globalización como la veo desde mi lugar social, civil y político. Para que no me acusen de “proselitismo nacional chovinista” hago hablar a Frei Betto: “Cuatro norteamericanos…poseen juntos una fortuna superior al PBI de 42 naciones con 600 millones de habitantes. En el Real Madrid, tres jugadores…reciben, juntos, salarios anuales de 42 millones de dólares, equivalente al presupuesto anual de la capital de El Salvador, con cerca de 1.8 millones de habitantes… Dos terceras partes de la población mundial -4 mil millones de personas- …ni siquiera disponen de alimentación en cantidad y calidad suficiente. En 1960 había en el mundo 1 rico por cada 30 pobres; hoy la proporción es de 1 a 80.… Un pequeño grupo de privilegiados… controla el juego de poder en este mundo en que la política es siempre dirigida por la economía” (Frei Betto “Cuatro Economías”).

Para que mi asumida identidad latinoamericana no hable solo en portugués, lo digo ahora con Eduardo Galeano: “El mundo está destinando 2.200 millones de dólares por día a la producción de muerte… Nueve días de gastos militares alcanzarían para dar comida, escuela y remedios a todos los niños que no tienen… Los cinco países que más armas fabrican y venden son los que gozan del derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas” (Elogio del sentido común. Palabras dichas el 12 de mayo, en la apertura de los Diálogos del Forum de Barcelona. Diario La Brecha. Montevideo, Uruguay)

Por último interpelo ahora son las Naciones Unidas  quienes hablan. Doy sus cifras y valoraciones.  “Las funciones esenciales de las Naciones Unidas…tienen un presupuesto anual de 1.250 millones de dólares. Esta cifra representa aproximadamente el 4% del presupuesto anual del ayuntamiento de Nueva York, es casi 1.000 millones inferior al costo anual del Servicio de Bomberos de Tokio y 3.700 millones inferior al de la red de universidades pertenecientes al Estado de Nueva York… En todo el sistema de las Naciones Unidas trabajan 52.280 personas, que se reparten por el mundo entero… El número de personas que trabajan en McDonald's es tres veces superior, mientras que Disney World y Disneyland tienen 50.000 empleados…. Las Naciones Unidas…disponen de 4.600 millones de dólares al año para promover el desarrollo económico y social; esta cantidad, que equivale a 81 centavos por ser humano se emplea en asistir a los países en ámbitos como la salud, la sanidad, la agricultura, la distribución de alimentos, etc…La participación de los Estados Unidos en los gastos de mantenimiento de paz…representa menos del 0,2 % del presupuesto anual militar estadounidense”.

Asumiendo la cuota de elemental cinismo que suponen se corresponde con el hecho de vivir en este mundo esquizofrénico y esquizofrenizante, algunos cantan con Serrat, desvirtuando el sentido real del texto: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. No tiene remedio, no hay nada que hacer. Mi complicidad con la psicología y mi compromiso militante me dejan ver las cosas de otro modo: “la diferencia entre un jardín y un desierto no es el agua. Es el hombre” (antiguo proverbio árabe). Somos convocados como actores. Muchos coinciden en que como nunca antes el rol protagónico estará en los protagonistas (no es una repetición, sino una reiteración).  "Los próximos cien años serán un período de transición entre la actual tecnología del metal y el silicio y la tecnología del mañana de enzimas y neuronas" asegura Freeman, un físico británico. Naisbitt esta convencido de que "los progresos más excitantes del siglo XXI no se producirán a causa de la tecnología, sino de un concepto expansivo de lo que significa ser humano". Dicho desde mi acervo cultural nacional: “Sobre la tierra no hay más que un poder definitivo: la inteligencia humana. El derecho mismo, ejercitado por gentes incultas, se parece al crimen. Los hombres fuertes que se sienten torpes, se abrazan a las rodillas de los hombres inteligentes… La inteligencia da bondad, justicia y hermosura: como un ala, le levanta el espíritu… Del puñal hace espada, de la exasperación, derecho; del gobierno, éxito; de lo lejano, cercanía” (José Martí). Entonces prefiero cantar con Silvio Rodríguez: “Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas”. Así miro y veo desde Cuba.

Para descentrar mi mirada me hacen una “promoción publicitaria”: La sociedad de la información. Una sociedad “desideologizada” al estilo de Groucho Marx: “Estos son mis principios. Si a usted no le gustan no se preocupe, tengo otros". Por obra y gracia de un fetichismo tecnocrático hay que decir adiós a las ideologías. La razón, me quieren hacer creer, la lleva Toffler: "el socialismo choca contra el futuro". Hago una precisión: El socialismo lucha contra ese futuro poniendo el acento en el presente: “Qué significa “la sociedad de la información” para el 75 por ciento de la población en el mundo subdesarrollado? ¿Para qué sirven las nuevas tecnologías de la información y de las comunicaciones a los 1 200 millones de personas que soportan la pobreza extrema, a los 842 millones de hambrientos y a los 2 400 millones carentes de saneamiento básico? ¿Qué harían con una computadora los 854 millones de adultos que no saben leer ni escribir y los 115 millones de niños sin acceso a la educación? ¿Cómo la usarían los 2 mil millones que no disponen de energía eléctrica? Mucho ha logrado el hombre en las ciencias y las tecnologías desde el comienzo de la historia. Impresionan los descubrimientos del último siglo y su incesante dinámica. Pero lo realmente sorprendente es el contraste entre el progreso material reservado sólo a algunos, y el atraso cada vez más agudo en el desarrollo del humanismo y la solidaridad” (Ricardo Alarcón. Discurso en la Cumbre de la Información). El coordinador del Instituto Interamericano de Desarrollo Social, testimonia: “Al mismo tiempo que la humanidad ha alcanzado capacidades tecnológicas y productivas inéditas, tres mil millones de personas ganan menos de dos dólares diarios; de ellas, mil trescientos millones viven en la miseria, con menos de un dólar diario, y una tercera parte de la población mundial carece de trabajo”. La globalización esta asentada sobre un polvorín.

Esa es la realidad de la globalización. Como dice Carlos Fuentes: “Jamás, en toda la historia humana, ha habido un abismo tan grande entre el desarrollo técnico y científico y la barbarie política y moral”. La realidad de la globalización no me hace feliz. Me incomoda. Opto por asumir la convocatoria al compromiso. Un compromiso con mi realidad, con mi identidad, con mi historia. Intento recuperarme y recuperar la historia. No quiero perder la memoria. Otra vez Galeano: “Quiero una felicidad que nace de la memoria y contra ella combate. Que proviene de la memoria y de la experiencia y que está de ella adolorida, que está de ella herida, está por ella lastimada, pero que a partir de ella camina. No es la memoria como ancla, sino la memoria como catapulta, no la memoria como puerto de llegada, sino como puerto de partida” (“Eduardo Galeano: Una voz contra la corriente”. Entrevista realizada por Niels Boel. Correo de la UNESCO. Enero 2001). El agua pasada no moja. Eso sí, crea humedad. Y desde esta condición puede mojar, incluso con más fuerza.  “Nada es tan malo como para que no pueda empeorar” sentencia Murphy: Teníamos liberalismo, ahora tenemos neoliberalismo. El socialismo conjuntivamente era tildado de estandarizante, de buscar un malsano sometimiento de las partes al todo, de diluir al individuo en el proyecto de la masa. Ahora tenemos “uniformismo globalizado” ¿Será que la globalización es una forma de pseudosocialicismo desnaturalizado?. El mundo “des-avanza”. Del consumo al consumismo. De las diferencias a la más extrema polarización. De la pobreza a la miseria. Del prejuicio a la exclusión. De la sociedad civil, a la clusterización economicista. Del falseamiento de la realidad a la construcción de la apariencia farsante. De los medios a la mediatización. Del Capitalismo al capitalicismo. Eso es la globalización.

Pero una vez más: estoy pensando con y desde Cuba. “No vivo en una sociedad perfecta”. Es sí una sociedad distinta: que quiere ser más justa, más centrada en la esencia humana que en las candilejas del proscenio. “Un pueblo con menos desigualdades, menos ciudadanos sin amparo alguno, menos niños sin escuelas, menos enfermos sin hospitales, más maestros y más médicos por habitantes que cualquier otro país del mundo…un pueblo instruido … que posee talento, elevada cultura política, convicciones profundas, absoluta confianza en sus ideas y toda la conciencia y el respeto del mundo” (Fidel Castro. Palabras de Recibimiento al Papa Juan Pablo II. La Habana, Cuba). A pesar de esto las fauces de la globalización acechan:  “Democracy Now- Friday, May 7th, 2004. Campaign for Regime Change: Bush Tightens Cuba Embargo… President Bush agreed to give Cuban dissidents seeking to get rid of President Fidel Castro $36 million more in funding and plans to launch psychological operations using EC-130 aircraft. He also announced new measures against Cuba in an effort to decrease the number of Americans traveling to the island”. Por cierto, la intolerancia, el mesianismo y la política de imponer desde afuera no solo viene de Norteamérica.  “EL PAÍS / Jueves 2 de Febrero de 2006. El Parlamento europeo cuestiona la política de flexibilidad hacia Cuba… pedirá hoy a los gobiernos de la Unión, y por aplastante mayoría, que obren en consecuencia”. En el 2001, la administración de George W. Bush reactivó el conjunto de dispositivos de la Guerra Fría para imponer un Nuevo Orden Mundial. A partir de los atentados del 11 de septiembre 2001, la justificación de esta reactivación ha sido la necesidad de “luchar contra el terrorismo” que se trata del terrorismo de “los otros” los “páises de mal” dentro de los que ha incluido el mío. Este cinismo sin límites es también globalización.
Podría ser acusado de hacer un análisis extremo. De no ubicar escenarios favorables. Los reconozco Tenemos un excelente “Barsa” gracias a la globalización, la del dinero por cierto. Los que tenemos TV y antenas parabólicas podemos ver los partidos en “tiempo real”. La inmensa mayoría de los brasileños no pueden ver a su “gaucho de oro” jugar. Pero esto lo dejo para otra disertación. El asunto es de prioridades. Repito: miro, pienso y actúo con y desde mi realidad inmediata. Desde la América latina. Desde el Caribe. Desde Cuba. Soy del Sur. De los olvidados del Sur. Quizás por eso no soy especialmente adepto a las alternativas ingenuas: “Nosotros debemos ver la globalización como una oportunidad y ser conscientes de sus amenazas. Tenemos que entender que estar conectados, incorporarse y tener la libertad de desarrollo, que la globalización permite, es una oportunidad. Como sociedad, necesitamos lograr que se democratice, evitar su lado oscuro” dicen algunos. Pero: ¿oportunidad para quién? ¿cómo el Tercer mundo, hambriento, analfabeto, muriendo de SIDA puede acceder a tal “oportunidad”? ¿Es casual que la globalización haya producido como efectos el aumento de la heterogeneidad social en cada país, inestabilidad económica y política, concentración hegemónica del poder económico a nivel planetario, aumento casi  limítrofe de las desigualdades entre y dentro de las sociedades? ¿Cuál es la oportunidad, acceder a Internet? Cuidado con las ingenuidades. Cuidado con nuestras limitaciones de clase media pensante o medianamente pensante.  Es cierto como dice Berman que “solo trabajando con el Diablo podrá el hombre llegar a Dios” pero cuidado. Mucho cuidado. “El andar se hace camino”

La globalización a nivel de los mercados de capital, de los mercados financieros, de las transferencias unidireccionales de mercados, avanza  vertiginosamente, al punto de hacer colapsar las estructuras gubernamentales conocidas e instaurar descarnadamente el poder del dinero. Pero la globalización tiene un adversario fundamental: La Subjetividad.

Las fronteras se abren al dinero. No a las personas. La exportación de capitales se promueve. La inmigración del Sur al Norte se prohíbe. “Una cosa es la libertad de las personas y otra diferente y a veces opuesta es la libertad del dinero. Esto se observa ahora con mucha claridad en lugares como la frontera de México y Estados Unidos, virtualmente borrada para la circulación de dinero y mercancías, pero que en cambio levanta una suerte de muro de Berlín o de Muralla China para la circulación de las personas” ya cité antes (“Eduardo Galeano: Una voz contra la corriente”. Entrevista realizada por Niels Boel. Correo de la UNESCO. Enero 2001). La Globalización establece un precio para equiparar las libres circulaciones de dinero y personas: Estas últimas tienen que renunciar a su identidad, a su cultura, a su conformación subjetiva (su lengua, su ropa, su comida) y pasar a constituir una nueva identidad global: Comer McDonalds, usar zapatillas Niké, tomar Coca Cola, vivir pegado a Internet: “¿are you  agree?” Ni tanto es ser un “global”. Es ser un “norteamericano”.
La Propuesta de la Globalización en lo que a construcción de subjetividad se refiere es sencilla: “una subjetividad social única” en tanto único es su “imaginario social”, sustentada en un “pensamiento único”, que defienda la unidad y unicidad del mundo no en su materialidad, como otrora nos argumentara Marx, sino la unidad del mundo radicada en la libre circulación del mercado. Una subjetividad Social presidida por un Dios: El dinero; promovida por su profeta: El neoliberalismo; e impuesta por su espada: El mundo mediático informacional. Aún podemos agregar una subjetividad social que se construye con el poderoso valor persuasivo de la maquinaria de guerra de la potencia hegemónica del mundo: “consienta en estar de acuerdo con los Estados Unidos de Norteamérica, o los Estados Unidos de Norteamérica lo pondrán de acuerdo sin su consentimiento”

Desde esta perspectiva se promueve una “Nueva Psicología Social”. Pasaron los tiempos de la Psicología Social que se esmeraba en remarcar diferencias, aislar en subsistemas subordinados a la estructura clasista de la sociedad, justificar (es decir teorizar, perpetrar con argumentos) las subordinaciones de los grupos y las instituciones. Ya no se trata de justificar y estratificar las diferencias. Ahora se trata de una Psicología Social que juega a borrarlas. En realidad no tanto a borrarlas como a homogenizarlas a la medida de los grupos hegemónicos de poder económico. Aquella Psicología social que, al decir de Martín Baró, “examina ese momento en que lo social se convierte en personal y lo personal en social, ya sea que ese momento tenga carácter individual o grupal, es decir, que la acción corresponda a un individuo o a todo un grupo” (Martín-Baró I. Acción e ideología. Psicología social desde Centroamérica. San Salvador: UCA editores) no tiene la más mínima cabida. Lo social sustituido por lo mediático es diluido por el juego de poder y el sujeto rehén desplazado a su alucinación virtual.

El sujeto es “ninguneado” hasta su eliminación. No cargo toda la culpa a la globalización actual. Hace ya bastante tiempo se nos venía preparando una muerte para el sujeto colectivo. El derrumbe del ruso-cialismo. Lacan. La posmoderinidad. La interconcectividad administrada y amaestrada desde la misma filosofía, desde la misma ética de la segregación, del poder, del predominio. En todo caso, con la entrada en juego de las trasnacionales mediáticas, ahora hay una multiplicación del efecto de seducción por las capacidades de maniobras sustitutas del sujeto que pretenden ser supraeficientes. Se trata de una “hipnosis social mediática” como sustento de una Psicología Social (colectiva al decir de Jung), porque, como dice Alfredo Grande, “el sujeto no percibe mediatización corporal ni cultural. El objeto aparece “mágicamente”, porque no hay conciencia del proceso de producción histórica que lo generó. Se pasa de la contingencia del objeto al objeto fetichizado...toda la subjetividad pasa de ser un block maravilloso, a convertirse en una pizarrita siniestra, donde los verdaderos monitores a color de los sistemas informáticos son las personas. Trasmutadas previamente en terminales de computadoras”. (Grande “El Edipo después del Edipo. Editorial Topía. 1996.p.207).

La interactividad sustituye a las relaciones interpersonales. En el metalenguaje de tal Psicología Social, esto necesita de una recodificación de las palabras: Significa, por ejemplo, que los niños viven amarrados a los videojuegos, los multimedia, la telemática, las decenas de canales de televisión, practican como deporte casero el zapping. Sustituyen sus nombres y apodos por “chickname” o “passwords”. La violencia es violencia para los pequeños y para los mayores. La música no reconoce producción autóctona, ni etarea. Al final el mundo “mediático” es un discurso homogenizante que hace de la realidad mediática “el mundo virtual de todos”. La “comunicación” –sería más adecuado hablar de la “incomunicación” – atraviesa todo el espectro de la vida de la sociedad y de la de las personas en particular. De una u otra manera “nadie se salva del pie forzado” (Silvio Rodríguez). Lo adevertía Debray: “los valores asimilados hoy por los alumnos pasan por la televisión, la música, la radio, la moda, la publicidad, más que por la escuela y la familia” (Debray R. “El Estado seductor. Las revoluciones mediológicas del poder”. Buenos Aires. Manantial.1995). Los grupos primarios de referencia, los instituyentes primarios de la subjetividad con sus dinámicas socionaturales identitarias y culturales son sustituidos por referentes artificialmente construidos en base a los intereses del poder económico.

La realidad globalizada se convierte en una suerte de “diáspora mediática” desujetada, sin sujeto de la acción transformadora, sin sujeto del sueño, de la utopía social. Un territorio en el que todo parece posible y todo el mundo es nadie.  Un mundo en el que “...no es el pueblo o el grupo familiar amplio, ni siquiera la familia nuclear o la pareja, lo que constituye la célula básica de la sociedad, sino el individuo – el ciberindividuo en realidad - ..la mayoría de los lugares y tiempos de la vida colectiva van desapareciendo...la vida social se reduce a una circulación cotidiana entre dos polos: el trabajo y la casa... se invade el domicilio, tanto para actividades de compra, como de entretenimiento o incluso de trabajo... una especie de terminal global de información y comunicación” (Mercier, Plassard, Scardigli “La sociedad digital. Las nuevas tecnologías en el futuro cotidiano”. Barcelona. Editorial Ariel s.a 1985. pp-52-53).

El asunto central es el del encuentro o la perdida de sí mismo, de la mismidad y la otredad,  en este proceso que derrumba la geografía del sujeto social - y por ende, pensado con Pichón, de toda Psicología - y posiciona en su lugar una geopolítica que busca la circunscripción al entorno intrasubjetivo en un laberinto ilusorio de alternativas pragmáticas que se confunden con alternativas existenciales. ¿Quién soy en el ciberespacio?, ¿dónde está mi cuerpo?  Los cuerpos se pierden en las fibras ópticas, son convertidos en una imagen (visual, auditiva, kinestésica), y “toda imagen es una estrategia” (Debray 1995.p.131). La estrategia de la globalización. El crecimiento humano parece quedar atrapado en dos ejes fundamentales: información y globalización. La identidad, esa parábola que unifica en la mismidad y armoniza en la otredad, es puesta a andar por una autopista en la que no hay yo ni otros, sino un círculo potencialmente esquizodestructivo.

¿Qué Psicología Social se nos advierte (más bien invierte) en ese mundo de la globalización? ¿Qué noción de grupo, de relaciones grupales, de comunidad, de proyecto común, cabría en dicha Psicología Social? Seguramente alguna (ya nos la inventarán). Pero seguramente no será la Psicología Social que necesitamos, que defendemos, que intentamos construir y que refuerza nuestras esperanzas en que “otro mundo es posible”. Y es eso lo que intentamos con y desde Cuba: otro mundo posible.
Para esto, por esto, se necesita una “Psicología Social crítica”. Esto no es un nuevo paradigma, ni un nombre (ya hemos pasado por allí, pero muchos fueron vencidos por la desesperanza y las frustraciones de batallas perdidas). Una Psicología Social que pretende denunciar, hacer explicito, mostrar “lo que no se ve, lo que no se oye, lo que no esta” a la vista de todos, al decir de Jean-Claude Carriere. Una Psicología Social no solo para la censura crítica, para la barricada de oposición, sino para pensar mejor y para facilitar la multiplicidad de alternativas participativas en la constitución de las subjetividades.

En franca paráfrasis, significo que la Psicología social que necesitamos “se inscribe en una crítica de la vida cotidiana”, busca al ser humano (sus grupos, sus instituciones) “sumergido en sus relaciones cotidianas”. Una Psicología social que se instaura desde “la relación entre la estructura social y la configuración del mundo interno del sujeto”. Así lo advirtió Pichón Riviere no se si como premonición o como encuentro con la esencia de un modo de pensar la Psicología. Un modo en el que se reconoce que el psicólogo que no sobrepasa la psicología no conoce la psicología, y que la Psicología que no se constituye como social no es psicología. 

Se trata de un hacer práctica profesional consciente, intencional, partidista, con los pies puestos en la realidad nacional y continental. Se trata de compromisos esenciales y asumidos. Comprometerse es algo que puede hacerse desde la voluntad y la comprensión, desde la decisión y el sentimiento, o que de cualquier modo se produce como efecto inevitable de estar en algún lugar. Las posiciones asépticas, supuestamente liberadas de compromisos son falsas, por no decir sencillamente que son también un modo de comprometerse con aquello que contradice y niega el compromiso evitado. Obviamente, no hablo de pedestres compromisos con fracciones políticas de la sociedad, no hablo de compromisos con cifras, ni de compromisos de complicidad. Hablo de compromisos esenciales: los compromisos con el bienestar humano, con la potenciación de modos de vida más plenos, con el crecimiento de las potencialidades creativas de las personas, con la felicidad e inevitablemente con el derecho de todo ser humano a ellos. Hablo de compromisos con esa “barricada sociohistórica” que sigue siendo la subjetividad humana. Con el imborrable hecho de que la globalización del Barsa no logra modificar lo esencial: Messí sigue tomando mate. Rafa sus tacos bien picantes. Ronaldinho no para de bailar samba. Eto`o lleva África hasta en su piel.

Tal Psicología Social, que no está por construirse, sino que se esta construyendo, necesita como sustento básico del profesional, del psicólogo, su participación: “la...participación que señala un compromiso, un ser parte, un estar incluido, un ser integrado, una pertenencia, una doble decisión de estar presente en un proceso colectivo en el cual es imposible despegar un exterior de un interior, un mundo externo de un mundo interno" (Armando Bauleo A. Democracia, Revolución y Subjetividad. Revista de la Clínica Grupal e Investigación Institucional. Venezia. Anno I, n.1).

América latina es un “hervidero”: Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y muchos más. Hay una propuesta: globalizar la solidaridad, globalizar la lucha contra el desempleo, contra el hambre, contra la miseria, contra el SIDA. ¿Será esta la globalización del futuro? Apostamos por una subjetividad social con raíces, para que beba de la savia ancestral de su historia, sus orígenes, su tierra, pero también con alas para que emprenda el ineluctable vuelo de la libertad hasta lo imposible.
Muchas gracias

* Ponencia a la Mesa Pre-congresual “Psicología Social y Globalización”


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